Después del ‘Big bang’, el universo se expandió con una velocidad fantástica. Se transformó desde el tamaño de una canica a un volumen mayor al de todo el espacio observable, en menos de un billón de una billonésima de segundo.
El descubrimiento, que comprende el análisis de variaciones en la brillantez de la radiación de microondas, es la primera evidencia directa que apoya la teoría, surgida hace dos décadas, de que el universo atravesó por un proceso denominado inflación.
La superficie de un globo que se infla es una buena analogía bidimensional del universo en expansión.
En 1929, Edwin Hubble realizó observaciones que sirvieron de fundamento para comprobar la teoría de Lemaître. Hubble probó que las nebulosas espirales son galaxias y midió sus distancias observando las estrellas variables cefeidas en galaxias distantes. Descubrió que las galaxias se alejan unas de otras a velocidades (relativas a la Tierra) directamente proporcionales a su distancia. Este hecho se conoce ahora como la ley de Hubble.
Hubble analizó la luz procedente de galaxias distantes y descubrió que su longitud de onda era más larga de lo esperado. Ese efecto, llamado desplazamiento hacia el rojo-donde la longitud de onda de la luz emitida por un objeto que viaja a gran velocidad se desplaza hacia el extremo rojo del espectro cuando el objeto se aleja y en cambio se desplaza hacia el azul si se acerca-era un indicio de que esas galaxias se alejaban a gran velocidad de la Tierra y que ocurría algo similar en todas direcciones, lo que permitía afirmar que el universo se expande.
Últimos descubrimientos demuestran que se está acelerando la expansión del Universo a una velocidad aproximada de 1000 millones de kilómetros por hora en todas las direcciones.
El Universo actual parece estar dominado por una forma misteriosa de energía conocida como energía oscura. Aproximadamente el 70 por ciento de la densidad de energía del universo actual está en esa forma. Una de las propiedades características de este componente del universo es el hecho de que provoca que la expansión del universo varíe de una relación lineal entre velocidad y distancia, haciendo que el espacio-tiempo se expanda más rápidamente que lo esperado a grandes distancias.